Quintin era un motero con un gusto muy creativo. Le encantaba construirse él mismo las motos, pero cuando quería algo especial, lo mandaba hacer. Su última creación se hizo a partir de material hexagonal que se calentó, torció, formó y moldeó en un bastidor de estilo VL para adaptarse a una evo y una transmisión de 6 velocidades. Después empezó el verdadero trabajo. Todas las juntas soldadas se rellenaron y moldearon para que parecieran piezas de fundición. A continuación se lijaron y pulieron para prepararlos para el cromado.
El tanque comenzó como un tanque sportster ’05 que fue dividido y hecho para adaptarse al marco y el motor. El lado derecho tenía gas que se hizo cruzar al otro lado para hacer más espacio para el gas, y el lado izquierdo era para el aceite. Lo que parecía el depósito de aceite no contenía aceite; en realidad contenía la bobina, la batería y el resto del cableado.
Los mandos, los manillares y la parte delantera se modificaron con tubos dobles, todo retorcido. La moto de Quintín era una obra maestra de la ingeniería y el diseño. Era único en todos los sentidos posibles y a Quintín le encantaba más que cualquier otra cosa en el mundo.